jueves, 30 de noviembre de 2006

¡Mujeres peligrosas!



Con un rabo así, pues, ¿cómo no poder resistirse ante su belleza? ¡No pueden ver, acaso, que tienen armas tan poderosas que pueden causar accidentes!

Para muestra, un botón.

Transcribo parte de mi último post en Pensamientos desde el fondo del vaso:


Iba yo caminando, cual puerco que soy, fumándome un cigarro y pensando en mis "cadaunadas". Feliz por haber recibido mi enésimo 20 en este curso que debí haber convalidado, trotaba alegremente de regreso al "Tontódromo" PUCP. El sol alumbraba mi camino, jodiéndome la vista de las voluptuosas féminas que pasaron a mi lado.

Obviamente, uno no es de piedra. ¡Tenía que dar un vistazo aunque sea! Aunque esté con lentes, eso no obstaculiza el deseo carnal que nace instintívamente en los hombres cuando pasa alguna mujer de escultural y apreciable belleza física.

Pero Dios, Alá, Buddah o Maradona (como quieras llamarle a tu divinidad particular), no quiso que yo sea una persona sana y feliz. Es más, estoy en su lista negra.

Al momento de voltear a ver a estos preciados bombones, [pon el nombre de tu divinidad aquí] se enojó de manera superlativa.
"¡No es posible! ¡Tienes enamorada! ¡Debes respetarla en
cuerpo y alma! ¡No debes ser infiel ni en el pensamiento!"


¡La puta! ¡Perdón!

Una piedrita. Una formación volcánica o cementera de forma irregular. Una simple piedrita se interpuso en mi camino y le puso cabe a mi zapato talla 45.

Producto de la fricción y la inercia, de mi pie derecho salió un vector X con dirección hacia el norte, con un ángulo de 35° hacia arriba, paralela a la recta del "Tontódromo", desestabilizando el cóxis y ejerciendo una palanca hacia la pierna izquierda. La fuerza del torque de rotación de mi voluptuoso cuerpo hacia la derecha (para poder ver a las féminas) generó a su vez dos vectores (Y, Z) que se multiplicaron con el vector X y generando que todo mi cuerpo, así torcido, se incline hacia arriba.

Mi pierna izquierda, al verse de repente soportando 94 kilos, cedió ante la presión de la gravedad, que ejerce un vector G hacia abajo (obviamente) e incrementando la velocidad de rotación de mi pierna derecha.

Al verme en esa situación pensé: "Oh, no es posible. Oh, me va a doler mucho". Entonces, intenté apoyarme en la banca de madera que se encuentra al frente de la Biblioteca Central. Pero,
debido a que mido 1.84, no alcancé a apoyarme en el momento preciso en la banqueta, generando mi pesada caída hacia el piso, con mi pierna derecha golpeando la baranda de la banca y la izquierda doblada hacia afuera.

Resultado de esto: Contractura muscular de "aquellas" - citando al doctor que me atendió - del aductor y el cuadríceps derecho, comprometiendo los ligamentos anteriores. Para que se hagan una idea, la lesión que sufrió Juan Cominges en el partido con Brasil... lo mismo pero en la parte de atrás.

Ahora cojeo y lele muto. Pero aunque sea, me dan asiento preferencial en los micros.

"Sana sana, colita de rana. Si no sanas hoy ... ¡sanarás en un mes!"


Como pueden observar... tengan cuidado, porque pueden hacer daño.

Mucho daño.



miércoles, 29 de noviembre de 2006

Y estamos aquí...

DE LOS CREADORES DE:
y
llega ahora, para ustedes,




Dios nos dijo: "Ámala"... no "Entiéndela"